El surco

Imaginemos que tenemos un huerto y unas tierras más arriba hay un embalse. Para que nuestras hortalizas proliferen necesitamos el agua del embalse. Debemos canalizar el agua hacia nuestro cultivo de alguna manera, por lo que necesitamos marcar la zona por donde va a ir el surco y comenzar a excavar.

Si cavamos y no profundizamos lo suficiente puede que logremos canalizar el agua a nuestro huerto pero el caudal será escaso y tardaremos mucho en regar. Además las lluvias y el viento destruirán nuestra canalización y quedará sepultada con más tierra.

Para que nuestro surco perdure y tengamos éxito a la hora de regar nuestro cultivo necesitamos profundizar. Cavar la tierra hasta saber que aunque venga una riada nuestro canal no se derrumbará ni quedará sepultado. Poco a poco iremos profundizando y dando forma a nuestro canal, el paso del agua y el tiempo hará que las paredes de nuestra canalización asienten y se llenen de plantas que ayudarán a fijar la tierra. Finalmente tendremos un caudal en el que podamos confiar plenamente y nuestro huerto crecerá con éxito.

Podríamos hacer más símiles en cuanto al surco y a la educación de nuestro perro. Podríamos decir que la forma del surco será muy importante a la hora de manejar la corriente de agua. Si el surco es profundo y sus paredes son escarpadas y abruptas la corriente del agua será muy fuerte pudiendo romper o anegar nuestro cultivo, por el contrario si el cauce es muy ancho y sus paredes son muy suaves la corriente será muy lenta y tardaríamos demasiado en regar. A la hora de transpolar al adiestramiento canino, con este símil podemos hablar de desmotivación, motivación, pulsión y excitación.

El aprendizaje de un perro lo planteo así. Queremos fijar una conducta, ya sea para enseñarle un nuevo comportamiento o para evitar que realice otro no deseado. En primer lugar, y como hacíamos con nuestro surco, debemos marcar por dónde queremos enfocar la enseñanza, diseñar las pautas de adiestramiento. El siguiente paso es empezar a profundizar, repeticiones de la conducta muy segmentada, lo que llamamos conducta molecular. Empezar a asentar el comportamiento deseado en el perro, haciéndonos servir de la inteligencia asociativa de los perros y nuestra estrategia de reforzadores.

¿Y una vez que el perro tiene clara esta conducta dejaríamos de trabajar? No, el adiestramiento del perro es paralelo a la vida del animal. Es cierto que si fijamos esta conducta, el surco que habremos creado será confiable pero requerirá de un mantenimiento. Entrenar con refuerzos o teniendo en cuenta el principio de premack para asegurarnos que la motivación del perro por realizar esa conducta sigue estando viva y que no quede sepultada por nuestro exceso de confianza o dejadez.

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